EL DILUVIO, LA TORRE DE BABEL Y NOSOTROS.

Dos relatos, el del Diluvio y el de la Torre de Babel, fundacionales para la humanidad, ambos en nuestra Parashá de esta semana: Noaj. Las dos narraciones se sostienen por sí mismas.

El Diluvio, refiere al cambio que puede devenir en el orden y armonía natural del mundo que habitamos, la Torre de Babel a las actitudes y prácticas de los que lo habitamos.

Aparecen en Parashat Noaj dos “creaciones” completamente nuevas que antes no existían. La primera es el Pacto de Dios con los hombres, con la humanidad, cuyo símbolo es el Arco Iris. La segunda es la dispersión de pueblos y la creación de nuevos lenguajes.

El arco iris es la promesa de que nunca habrá una destrucción total del mundo. No habrá castigo colectivo que perjudique a todos por la acción de una parte del todo. Mensaje importante en estos días de pandemia e incertidumbre.

En cuanto al relato de la Torre de Babel, esa generación está creando un monumento a su propia arrogancia. Sabemos por nuestra propia experiencia que la falta de comunicación y la falta comprensión y empatía son la causa de la discordia y el desequilibrio en el mundo, tanto en el orden personal como en el global.

¿Porque entonces la dispersión de los lenguajes y las naciones aparece en el relato como un castigo?

Con palabras creamos y con palabras también destruimos. El idioma único es el problema.

Es la expresión de una sociedad totalitaria, dictatorial en la que la única palabra que tiene valor es la del gobierno y la mayoría. Una sociedad en la que no hay lugar para lo personal, lo diferente, el disenso y lo multifacético.

Gracias a la acción de dispersión e inclusión de la variedad de lenguas, la humanidad avanza en todo sentido. Cada cultura se desarrolla por derecho propio, y la verdadera prosperidad de la raza humana se crea y surge del encuentro entre las riquezas de las culturas.

El éxito de toda sociedad, comunidad o nación está, entonces, en resistir a todo intento de uniformidad y desarrollar la capacidad de distinguir, crear cosas diferentes y reconocer la pluralidad de ideas.

El desafío de este tiempo es ver, celebrar y valorar cada día la diversidad, evitar caer en los idiomas únicos, y esforzarnos por ver el arco iris aún en medio de la tormenta.Ojalá Podamos.

¡SHABAT SHALOM UMEBORAJ!