KI TAVO 5783: CUANDO LA MEMORIA NOS CONSTRUYE Y NOS CONSTITUYE

Y será que cuando vengas a la tierra que Adonai tu Dios, te concede a ti, en heredad, y la poseas y te asientes en ella: Habrás de tomar de las primicias de todos los frutos de la tierra -que recogerás de tu tierra- la que Adonai tu Dios, te concede a ti, y lo habrás de poner en un cesto, y te encaminarás hacia el lugar que habrá de elegir Adonai tu Dios, para hacer morar Su Nombre, allí. Y te allegarás al cohen -el que haya de estar en aquellos días- y le habrás de decir: ‘He manifestado hoy ante Adonai tu Dios, que he venido a la tierra que había prometido Adonai -a nuestros patriarcas- conceder a nosotros”.

Estos son lo versículos que abren la Parashá de esta semana. Parecen sólo un instructivo de lo que debemos hacer al llegar a la Tierra Prometida:  cuando lleguemos y entremos, debemos ofrecer las primicias de la tierra a Dios y debemos recitar: «Mi padre era un arameo errante…» – versículo que incorporado a nuestra Hagada de Pesaj, da cuenta de las experiencias dolorosas algunas, esperanzadoras otras, que el periplo – el viaje que emprendimos para llegar, nos deparó.

Estas fueran instrucciones para nuestros ancestros en un lugar y un momento específicos.

¿Qué nos dicen hoy?

 Esto es lo que creo que dicen:

  • Cuando llegues al lugar de la promesa, detente y recuerda de dónde vienes…
  • Cuando alcances aquello que has estado esperando y por lo que has estado trabajando, haz un alto en el torbellino de acciones que tienes ya proyectadas, agradece y honra el carácter sagrado de tu propia historia, de tus memorias…
  • Cuando llegues al tiempo hacia el que has estado caminando, corriendo, anhelando o andando penosamente, cultiva la gratitud y luego repítete a ti mismo cómo llegaste allí.
  • Cuando finalmente «llegues allí», donde sea que «allí» sea para vos…
  • Cuando llegues a un acontecimiento importante, después de tiempos difíciles…
  • Cuando llegues, dentro de tan sólo dos semanas, a este Rosh Hashaná, después de un largo y complicado año…
  • Cuando te des cuenta de que lo que anhelas ya es tuyo…

…Recuerda la parte más difícil de tu historia personal, el lugar estrecho, los Meitzarim, cuando tu corazón se sintió oprimido y tu espíritu sediento de agua que no estabas seguro dónde encontrar.

Tal vez sea porque nuestras historias nos hacen quienes somos y la única manera de alcanzar plenamente el lugar de la promesa es traer todo lo que hemos sido, incluso las partes mas difíciles o las cosas acerca de nosotros mismos con las que luchamos, las que duelen o lloran.

Como Pueblo hemos narrado las memorias y relatado la historia de quiénes somos durante más tiempo y con más devoción que cualquier otro pueblo sobre la faz de la tierra.

Por eso sentimos y percibimos tan rica, a veces atronadora, la identidad judía que portamos y que elegimos recrear en cada una de nuestras acciones.

Hoy es el día de luna llena de Elul, el último mes del año, en el que de una manera u otra miramos hacia atrás, hacia el camino transitado, los aprendizajes adquiridos, las experiencias vividas que quisiéramos repetir y las otras de las que nos queremos alejar.

En una época en la que las memorias de las computadoras, los smartphones y la AI, crecen exponencialmente; mientras nuestros recuerdos se alojan muchas veces en “la nube”, encuentro en los primeros versículos de Ki Tavo, en este Shabat iluminado por la luna en su plenitud, un mensaje importante para cada uno de nosotros y tal vez para la humanidad toda. 

No podemos delegar memoria en las máquinas, tenemos la obligación de revisitarla y remozarla periódicamente y narrarla a nuestros hijos y nietos.

 Winston Churchill dijo: “Cuanto más puedas mirar hacia atrás, más lejos podrás ver hacia adelante” , o para decirlo de otra manera: quienes podamos y sigamos contando  la historia de nuestro  pasado ya habremos  comenzado a construir el futuro de nuestros hijos y quienes les sucedan.

SHABAT SHALOM UMEBORAJ