PARASHAT BALAK:  Y LAS MALDICIONES PUEDEN TRANSFORMARSE EN BENDICIONES

מה טובו אהליך יעקב

La Parasha que leemos este Shabat, contiene un relato atrapante que irrumpe en la secuencia de las memorias del Éxodo como una suerte de pausa distendida, si se quiere , en medio de las descripciones de las enormes dificultades, las crisis emocionales y de liderazgo, los milagros que salvan a los judíos del destino de la muerte por inanición o sed en el desierto y los enfrentamientos con pueblos que encuentran en su deambular durante cuarenta años.
Es un “cuento” ni de aquí ni de ahora, que nos conecta con lo que le sucede a Bilhám, un hechicero que llega montado en un “burro parlante”, convocado por el rey de Moab, Balak, para que a través de su palabra maldiga al pueblo de Israel para generar su destrucción.
La historia del mago y adivino Bilhám y el burro describe cuestiones internas de los Moabitas, y aparentemente parecería que los hijos de Israel son totalmente ajenos a ellas.
Balak, conocedor de la historia de los hijos de Israel desde que salieron de Egipto teme el paso del Pueblo por sus tierras porque sabe que cuentan con un elemento que los fortalece y aglutina, la FE.
Los mensajeros de Balak llegan hasta la morada del “hechicero”, quien no se opone en principio totalmente a la idea aún cuando deja en claro desde el primer momento a los emisarios de Balak, que sus poderes son limitados y que sólo puede hacer y decir lo que Dios le indique.
Sencillamente, pone de manifiesto así que él no es “un inspirado” que trabaja en forma independiente y que tiene un “jefe” cuya aprobación tiene que obtener para poder llevar a cabo la misión.
Finalmente y a pesar de los pruritos puestos de manifiesto, los emisarios logran que Bilhám los acompañe, pero por más que intentan que maldiga a los hijos de Israel, sólo salen de su boca palabras de bendición y alabanza, algunas de las cuales fueron incluidas en la liturgia:

MA TOVU OHALEJA IAAKOV MISHKENOTEJA ISRAEL, crop-gb-balak.jpg

Cuan agradables son tus tiendas Iaakov y tus moradas Israel.

Nuestros sabios interpretan este versículo y encontramos en el Midrash, la siguiente explicación: OHALEJA, tus tiendas, refiere a las Sinagogas y lugares de oración. MISHKENOTEJA, tus moradas, refiere a las casas de estudio.
Vivimos en un mundo en el cual lo mágico, representado en la Parasha por Bilhám y lo horroroso y destructivo, representado por Balak se mezclan en una suerte de fusión engañosa.
A lo largo de todo el relato, Bilhám logra ver la realidad sólo cuando no intenta hacerlo. Cuando Bilhám está despierto y sus sentidos alerta y agudos, no descarta la posibilidad de aceptar la petición de Balak, y maldecir a los israelitas. En ese estado ni siquiera puede ver al ángel de Dios de pie y bloqueando su camino con su espada desenvainada, y se requiere una “acción divina” especial para permitirle ver algo que “cualquier burro puede discernir”.
Bilhám, que ve lo que no quiere ver y no ve lo que tiene que ver, representa la quintaesencia de lo humano – de nuestra aspiración de no permitir que los hechos nos confundan y al mismo tiempo, paradójicamente, el deseo de ver las cosas como nosotros queremos que sean, más que como realmente  son, para así poder aceptarlas.
Aunque parezca un relato tragicómico, los mensajes implícitos en el texto de la Torá de esta semana elevan la historia que leemos a un nivel de sagacidad y profundidad interesante: nuestras palabras tienen poder y nuestro discurso es sagrado; todas las cosas que viven tienen un vínculo con nosotros; y las maldiciones pueden transformarse en bendiciones.

SHABAT SHALOM UMEBORAJ!

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